EN EL TALLER...


A veces en medio de la vorágine de situaciones diarias en la que nos encontramos inmersos, nos preguntamos si realmente existe algo que nos conforme y nos permita hacer fluir aquello  que necesitamos dar a conocer y compartir.  

Esa respuesta la han encontrado cada uno de los que asisten al Taller de Artes Plásticas de Graciela del Campo. 

Allí, al ingresar en el  refugio de tantos artistas escondidos, en la calle Mario Bravo, donde cada pared enmarca una connotación plástica, 

se vislumbra como la expresión, la armonía y el arte se funden en una danza cuyo ritmo lo marcan los pinceles y lápices que las discípulas y discípulos , acarician sobre lienzos, maderas y máscaras. 

Junto con el movimiento de colores que componen cada una de sus obras, las cuales son fieles manifiestos de sensibilidad y amor interior,

 con la particular condición de que  todos se abrazan a esa búsqueda incesante.  y a veces cuando la gente pasa y mira a través del cristal que separa ese refugio de la ciudad, esboza una sonrisa conmovedora, 

que sugiere el “dale seguí, no aflojes”. 

Todo bajo la coreografía de Grace,  (así, la llamamos) quien no detiene su motor de estimulación sobre cada uno y cada una, conformando una comunión con las técnicas que enseña y permiten que el inconsciente colectivo de sus discípulos y  discípulas tenga formas que van del óleo hasta la mismísima brea y yeso.

 El taller de Grace,  es ese lugar en el cual los que forman parte,

 han encontrado que a ese instante de inspiración y sensibilidad ,le suceda lo cotidiano de compartir un momento de arte en familia , donde la creatividad  no tiene sexo ni edad, tan solo colores y formas.

Bajo el ala de la profesora Graciela del Campo.                                                                                                                                                                                                                                                                            ARQ. DIEGO BRATIN